El Plan Marshall, La Recuperación De Europa Y Japón
La Segunda Guerra Mundial debilitó profundamente las antiguas potencias europeas. En 1947 George Marshall, secretario de estado de Los Estados Unidos de América, diseñó un programa de ayuda económica para los países europeos, en los que decenas de ciudades se encontraban en ruinas, la población carecía de alimento y de servicios básicos, como agua potable y vivienda, además de una economía prácticamente paralizada. Ese programa de apoyo, llamado Plan Marshall, creó la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE) con la tarea de reconstruir las economías economías del Viejo Continente.Así entre 1948 y 1952 llego a Europa constante ayuda, en forma de comida y maquinaria industrial, que llevó a una estrecha vinculación de Europa Occidental con Estados Unidos de América, consolidando una alianza estratégica anticomunista. La Unión Soviética y muchos países que simpatizaban con el socialismo rechazaron el plan.
También el respaldo estadounidense a Japón fue consistente con el objetivo de convertir a la nación oriental en una potencia menor (sin ambiciones imperiales), democrática y aliada de Washington. LA victoria comunista en China en 1949 convirtió a Japón en un bastón fundamental para frenar la expansión del comunismo en el continente asiático.
Al comenzar la Guerra de Corea (1950-1953), las empresas japonesas, que habían recibido apoyo de Estados Unidos de América para su reconstrucción, empezaron a trabajar de nuevo y pronto se recuperaron. Al inicio de la década de 1960 Japón ya era la tercera potencia económica mundial, después de Estados Unidos de América y la URRS.
Al considerar lo que se precisa para la rehabilitación de Europa es lógico que los Estados Unidos hagan cuanto esté en su poder para ayudar a volver a una salud económica normal en el mundo, sin la cual no cabe estabilidad política ni paz segura.
Nuestra política no va dirigida contra ningún país, ni ninguna doctrina, sino contra del hambre, la pobreza, la desesperación y el caos. Su objetivo debe ser la vuelta a la vida de una economía operante en el mundo, de forma que permita la aparición de condiciones políticas y sociales en las que puedan existir instituciones libres. En vasca de un arreglo, en 1947 la ONU propuso crear dos estados: Israel y Palestina, los cuales de fundaron en 1948 a pesar de la oposición de los países árabes, dando origen a una nueva etapa del conflicto.
La liga Árabe, fundada en 1945 por Egipto, Siria, Irak, Líbano, y Transjordania, se lanzó contra Israel después de que anunciara su independencia, y con el apoyo estadounidense en 1949 se firmó un cese militar. Israel adquirió entonces mas territorio y se fortaleció en la región.En 1967 las tensiones árabe-israelíes se hicieron evidentes en la península de Sinaí, en Egipto. El ejército israelí invadió esta región y los estados árabes empezaron la Guerra de los Seis Días en la que Israel permaneció con el control de la aéreas palestinas de Gaza y Cidjordania, Sinaí y los Altos de Golan. Uno de los resultados de este conflicto fue el desplazamiento de palestinos a Líbano y Jordania.
En 1959 el líder palestino Yasser Arafat (1929-2004) fundó Al-Fatah (La Victoria) que, junto con otras agrupaciones, en 1964 formaron la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y prorrogó la disputa contra Israel mediante actos de guerrilla buscando, al mismo tiempo, un acuerdo de paz.
Una forma de sublevación espontánea en Palestina fue Intifada, del árabe "levantamiento", durante la que el pueblo, armado únicamente con piedras, atacó al ejército israelí. A pesar de múltiples tentativas para lograr la paz, el conflicto entre palestinos e israelíes continúa hasta hoy.
Los países pobres que no recibieron ayuda especial ni desempeñaron un papel estratégico, poco podían hacer para organizarse en beneficio común. En un mundo polarizado por la Guerra Fría, en 1960 se instituyó la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para contrarrestar el poderío estadounidense.
Las naciones que crearon esta iniciativa fueron Venezuela y Arabia Saudita, a quienes en una primera etapa se unieron Irán, Irak y Kuwait, sucesivamente Qatar, Gabón, Libia, los Emiratos Árabes Unidos, Nigeria, Indonesia y Ecuador.
El objetivo era reunir a los principales países productores de petróleo para oponerse al dominio de las siete hermanas, es decir, las siete grandes empresas transnacionales (cinco estadounidenses, una iglesia y otra anglo-holandesa) dedicadas a la extracción, el refinamiento y la comercialización de hidrocarburos. Para competir realmente con estas compañías, los estados de la OPEP debían controlar la cantidad y el valor del petróleo exportado.
En 1973 el conflicto entre Israel y los países árabes de Egipto y Siria generó una crisis política mundial (la guerra de Yom Kippur). Los miembros de la OPEP, en apoyo a los países árabes en guerra contra Israel, interrumpieron la producción de petróleo y los transportes al hemisferio occidental.
En pocos días, debido a la insuficiencia de petróleo en el mercado mundial, el valor del barril se duplicó y creo una fuerte crisis económica en Estados Unidos de América y en Europa, y poco después, en 1974, una recesión global.
La mayoría de la naciones de la OPEP (que representan a Asia, África, y América Latina) lograron el desarrollo de los sectores rurales y las empresas, invirtiendo en actividades productivas las ganancias logradas de la comercialización petrolera. En cambio, en algunos países árabes con pocos habitantes, el dinero acumulado por la venta de petróleo se concentró en pocas personas y se destinó a inversiones especulativas en el mercado financiero global.
La carrera mundial armamentista que mantenían ambas potencias parecía fuera de control: mientras que Estados Unidos de América apuntaba misiles hacia territorio soviético desde Turquía y Alemania Federal, la URSS los instalaba en Cuba.
Para tener una idea de este fénomeno es suficiente conocer los datos de la Organizacion de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alientación (FAO) que indican que en 1960, 35% de la población mundial sobrevivía en condiciones críticas de hambre crónica y desnutrición. La gravedad del problema indujo a la comunidad internacional a solidarse y cooperar con ayuda alimentaria, asistencia sanitaria, así como financiamiento de proyectos de desarrollo.
También el respaldo estadounidense a Japón fue consistente con el objetivo de convertir a la nación oriental en una potencia menor (sin ambiciones imperiales), democrática y aliada de Washington. LA victoria comunista en China en 1949 convirtió a Japón en un bastón fundamental para frenar la expansión del comunismo en el continente asiático.
Al comenzar la Guerra de Corea (1950-1953), las empresas japonesas, que habían recibido apoyo de Estados Unidos de América para su reconstrucción, empezaron a trabajar de nuevo y pronto se recuperaron. Al inicio de la década de 1960 Japón ya era la tercera potencia económica mundial, después de Estados Unidos de América y la URRS.
Al considerar lo que se precisa para la rehabilitación de Europa es lógico que los Estados Unidos hagan cuanto esté en su poder para ayudar a volver a una salud económica normal en el mundo, sin la cual no cabe estabilidad política ni paz segura.
Nuestra política no va dirigida contra ningún país, ni ninguna doctrina, sino contra del hambre, la pobreza, la desesperación y el caos. Su objetivo debe ser la vuelta a la vida de una economía operante en el mundo, de forma que permita la aparición de condiciones políticas y sociales en las que puedan existir instituciones libres. En vasca de un arreglo, en 1947 la ONU propuso crear dos estados: Israel y Palestina, los cuales de fundaron en 1948 a pesar de la oposición de los países árabes, dando origen a una nueva etapa del conflicto.
En 1959 el líder palestino Yasser Arafat (1929-2004) fundó Al-Fatah (La Victoria) que, junto con otras agrupaciones, en 1964 formaron la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y prorrogó la disputa contra Israel mediante actos de guerrilla buscando, al mismo tiempo, un acuerdo de paz.
Una forma de sublevación espontánea en Palestina fue Intifada, del árabe "levantamiento", durante la que el pueblo, armado únicamente con piedras, atacó al ejército israelí. A pesar de múltiples tentativas para lograr la paz, el conflicto entre palestinos e israelíes continúa hasta hoy.
Los países pobres que no recibieron ayuda especial ni desempeñaron un papel estratégico, poco podían hacer para organizarse en beneficio común. En un mundo polarizado por la Guerra Fría, en 1960 se instituyó la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para contrarrestar el poderío estadounidense.
Las naciones que crearon esta iniciativa fueron Venezuela y Arabia Saudita, a quienes en una primera etapa se unieron Irán, Irak y Kuwait, sucesivamente Qatar, Gabón, Libia, los Emiratos Árabes Unidos, Nigeria, Indonesia y Ecuador.
El objetivo era reunir a los principales países productores de petróleo para oponerse al dominio de las siete hermanas, es decir, las siete grandes empresas transnacionales (cinco estadounidenses, una iglesia y otra anglo-holandesa) dedicadas a la extracción, el refinamiento y la comercialización de hidrocarburos. Para competir realmente con estas compañías, los estados de la OPEP debían controlar la cantidad y el valor del petróleo exportado.
En 1973 el conflicto entre Israel y los países árabes de Egipto y Siria generó una crisis política mundial (la guerra de Yom Kippur). Los miembros de la OPEP, en apoyo a los países árabes en guerra contra Israel, interrumpieron la producción de petróleo y los transportes al hemisferio occidental.
En pocos días, debido a la insuficiencia de petróleo en el mercado mundial, el valor del barril se duplicó y creo una fuerte crisis económica en Estados Unidos de América y en Europa, y poco después, en 1974, una recesión global.
La mayoría de la naciones de la OPEP (que representan a Asia, África, y América Latina) lograron el desarrollo de los sectores rurales y las empresas, invirtiendo en actividades productivas las ganancias logradas de la comercialización petrolera. En cambio, en algunos países árabes con pocos habitantes, el dinero acumulado por la venta de petróleo se concentró en pocas personas y se destinó a inversiones especulativas en el mercado financiero global.
La carrera mundial armamentista que mantenían ambas potencias parecía fuera de control: mientras que Estados Unidos de América apuntaba misiles hacia territorio soviético desde Turquía y Alemania Federal, la URSS los instalaba en Cuba.
Para tener una idea de este fénomeno es suficiente conocer los datos de la Organizacion de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alientación (FAO) que indican que en 1960, 35% de la población mundial sobrevivía en condiciones críticas de hambre crónica y desnutrición. La gravedad del problema indujo a la comunidad internacional a solidarse y cooperar con ayuda alimentaria, asistencia sanitaria, así como financiamiento de proyectos de desarrollo.
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